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Las auroras son uno de los fenómenos naturales más espectaculares y evocadores de nuestro planeta, ofreciendo un despliegue de luces de colores que varían según las condiciones atmosféricas y la actividad solar. Comprender los factores que influyen en los colores de las auroras no solo nos permite apreciar su belleza, sino también profundizar en nuestro conocimiento sobre la compleja interacción entre el Sol y la Tierra. Este fenómeno celestial continúa siendo un recordatorio de las maravillas que puede producir la naturaleza y los misterios del universo que aún esperan ser descubiertos.
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La ciencia detrás de las auroras
Las auroras se originan en el espacio, donde el viento solar, un flujo de partículas cargadas emitidas por el Sol, interactúa con el campo magnético de la Tierra. Esta interacción causa la excitación de las partículas de gas presentes en la atmósfera terrestre, especialmente oxígeno y nitrógeno, a altitudes que varían entre 80 y más de 600 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Cuando estas partículas excitadas retornan a su estado original, emiten luz, proceso que resulta en la aparición de las auroras.
Colores de las auroras: ¿qué los causa?
Los colores de las auroras están determinados por dos factores principales: el tipo de gas presente en la atmósfera y la altura a la que ocurre la interacción entre las partículas cargadas y estos gases. Cada gas emite luces de colores distintos debido a sus características atómicas únicas, y la variación en la altura afecta a qué color se ve más brillante o se percibe desde la Tierra.
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Oxígeno
- Verde y Rojo: El oxígeno es responsable de los colores más comunes en las auroras – el verde y el rojo. El verde, el color más frecuente, se produce a alturas de alrededor de 150 a 600 kilómetros, resultado de la emisión de luz por oxígeno cuando se encuentra en un estado de excitación media. El rojo, observado en los bordes superiores de las auroras o en auroras de baja actividad, se origina por oxígeno a alturas aún mayores y representa un estado de excitación menos común.
Nitrógeno
- Rosa y Púrpura: El nitrógeno, por otro lado, contribuye al rosado y al púrpura que a veces adornan los bordes inferiores de las auroras o aparecen en auroras muy activas. Estos colores resultan de la interacción de partículas cargadas con nitrógeno molecular e iónico a distintas alturas.
Otros factores que influyen en los colores
Además del tipo de gas y la altitud, otros factores pueden afectar la percepción de los colores de las auroras. Por ejemplo, la intensidad del viento solar y la actividad solar pueden alterar la frecuencia y la vivacidad de los colores observados. Las condiciones atmosféricas locales y la contaminación lumínica también pueden influir en la visibilidad y percepción de los colores de las auroras.