La Agencia Espacial Europea (ESA) ha publicado es su página web esas imágenes, que fueron tomadas por la sonda en septiembre del año pasado cuando se encontraba a aproximadamente un tercio de la distancia de la Tierra al Sol y se dirigía a un máximo acercamiento de 43 millones de kilómetros.
El Sol de cerca tiene el aspecto de un “paisaje de otro mundo, en constante cambio” y Solar Orbiter grabó la transición entre la baja atmósfera del Sol y la corona exterior, mucho más caliente.
En las imágenes se aprecian estructuras en forma de cabello, que están formadas por gas cargado (plasma), el cual sigue las líneas del campo magnético que emergen del interior del Sol.
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Las regiones más brillantes rondan el millón de grados, mientras que el material más frío se ve oscuro al absorber la radiación.
Solar Orbiter muestra el gas brillante
La filmación de Solar Orbiter muestra una característica intrigante, que es el gas brillante que forma delicados patrones en forma de encaje a través del Sol, el llamado musgo coronal.
Ese musgo suele aparecer alrededor de la base de grandes bucles coronales que están demasiado calientes o son demasiado tenues para ser vistos con los ajustes elegidos para los instrumentos.
Asimismo, pueden apreciarse en el horizonte solar espirales de gas, conocidas como espículas, que se elevan desde la cromosfera, una de las capas de la atmósfera del Sol, y pueden alcanzar los 10.000 kilómetros de altura.
La sonda europea tomó el vídeo ahora difundido el mismo día que la misión Parker Sola Probe de la NASA, que no va provista de cámaras y mide las partículas y el campo magnético en la corona solar y en el viento solar, pasó a solo 7,26 millones de kilómetros de la superficie de la estrella.
Esta fue una oportunidad perfecta para que las dos misiones se unieran, ya que los instrumentos de teledetección del Solar Orbiter observaron la región de origen del viento solar que posteriormente pasaría por Parker Solar Probe, indicó la ESA.
Solar Orbiter fue lanzada en febrero de 2020 en dirección al Sol, del que tomará las primeras imágenes de sus regiones polares, además de estudiar la heliosfera y el viento solar, para prever fenómenos meteorológicos espaciales como las tormentas solares, que pueden dañar los satélites artificiales y crear otros problemas en Tierra.