Los detalles de la investigación, liderada por la Oregon Health & Science University (OHSU), de Estados Unidos, se han publicado este viernes en la revista Nature Neuroscience.
El estudio se centró en la sinapsis que conecta una neurona con otra célula no neuronal, conocida como células precursoras de oligodendrocitos, u OPC y descubrió que estas uniones son fundamentales en la producción de mielina.
“Es la primera investigación de estas sinapsis en tejido vivo”, y “nos permite comprender las propiedades básicas y fundamentales del funcionamiento de estas células en el desarrollo normal. En el futuro, podríamos estudiar cómo funcionan de forma diferente en el contexto de los pacientes con EM”, explica la autora principal, Kelly Monk, de la OHSU.
Aunque estas sinapsis se descubrieron en mayo de 2000, dos décadas después, "seguíamos sin saber qué hacían", reconoce Monk.
Para hacer el estudio, los científicos usaron imágenes unicelulares de tejido vivo en el pez cebra para ver el funcionamiento de su sistema nervioso central en tiempo real. Gracias a nuevas y potentes herramientas de imagen, farmacología y edición genética, pudieron utilizar las sinapsis neurona-OPC para predecir el momento y la ubicación de la formación de mielina.
Los autores creen que estos hallazgos son solo “la punta del iceberg en términos de comprensión de la importancia de estas sinapsis”.
Las células precursoras de oligodendrocitos constituyen alrededor del 5% de todas las células del cerebro, lo que significa que las sinapsis que forman con las neuronas podrían ser relevantes para muchas enfermedades, incluida la formación de tumores cancerosos.
Estudios anteriores han sugerido que las OPC desempeñan un papel en una serie de enfermedades neurodegenerativas, como la esclerosis múltiple (directamente relacionada con la mielina), el alzhéimer e incluso trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia.
Al demostrar la función básica de la sinapsis entre neuronas y OPC, los autores creen que el estudio puede conducir a nuevos métodos de regulación de la función de las OPC para alterar la progresión de la enfermedad.
Aplicación más inmediata en el cáncer
Además, Monk cree que este descubrimiento puede tener una aplicación más inmediata en el cáncer.
"En el glioma, estas sinapsis son secuestradas para impulsar la progresión del tumor", explicó. "Podría ser posible modular la entrada sináptica implicada en la formación de tumores, permitiendo al mismo tiempo la señalización sináptica normal".
Aunque estas células precursoras constituyen aproximadamente el 5% de todas las células cerebrales humanas, sólo una parte llega a formar oligodendrocitos.
“Cada vez está más claro que estas OPC tienen otras funciones además de formar oligodendrocitos”, afirma Monk. “Desde una perspectiva evolutiva, no tiene sentido tener tantas de estas células precursoras en el cerebro si no están haciendo algo”.
Por tanto, es probable que su conexión sináptica con las neuronas desempeñe un papel fundamental en el cerebro, y merece ser explorada en el futuro, concluye la investigadora.