Desde la llegada al poder de Xi Jinping hace una década, China ha acelerado los planes para convertirse en una gran potencia espacial.La segunda mayor economía del mundo ha inyectado miles de millones de dólares a su programa espacial bajo control militar para intentar alcanzar a Estados Unidos y Rusia.
Dentro de esta estrategia, Pekín planea enviar una misión tripulada a la Luna en 2030 y quiere construir una base en la superficie del satélite terrestre.
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La semana pasada fueron reemplazados por la tripulación de la misión Shenzhou-17, que, según la agencia espacial del país, realizará “varias pruebas y experimentos de carga útil y de ciencia espacial en órbita”.
También deben llevar a cabo trabajos de mantenimiento para reparar pequeños daños provocados por escombros espaciales.