El estudio, del que participaron también el Hemocentro de Riberao Preto y la estatal Universidad de Sao Paulo (USP), demostró que la terapia fue “altamente eficaz en el tratamiento de algunos tipos de cáncer de sangre, como linfoma y leucemia linfoide aguda”, señaló un comunicado del Gobierno regional.
Sao Paulo “continuará siendo innovador ahora en el combate al cáncer”, mediante la presentación “del resultado de la ciencia, de la investigación, del desarrollo y del esfuerzo”, destacó el gobernador Rodrigo García, citado en el comunicado.
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El programa, supervisado por la Secretaría de Ciencia, Investigación y Desarrollo en Salud, funcionará en dos centros, uno en Sao Paulo, la capital regional, y el otro en Riberao Preto, con una capacidad conjunta para tratar a 300 pacientes por año.
La terapia celular CAR-T (receptor quimérico de antígeno, por su sigla en inglés) utiliza células T, que son linfocitos del sistema inmune, para "reprogramarlos" y combatir los "agentes patógenos" del cáncer de sangre.
Esa terapia ya es utilizada en otros países, pero en Brasil se consiguió reducir el coste de producción, que puede llegar a los 500.000 dólares anuales por paciente, por lo que el programa paulista será uno de los de mayor cobertura.
A partir de Sao Paulo se pretende que la terapia llegue al Sistema Único de Salud (SUS), la red sanitaria pública del país.
El primer voluntario del programa experimental que nació en el Centro de Terapia Celular de la Facultad de Medicina de la USP en Ribeirao Preto consiguió "una remisión total de un linfoma en estado terminal" y, a lo largo de los dos años de pruebas, otros pacientes consiguieron revertir sus cuadros oncológicos.
¿Cómo funciona?
“Se trata de una terapia revolucionaria e individualizada, que usa las células de defensa del propio paciente para combatir el cáncer”, resaltó el secretario regional de Salud, David Uip.
Por tratarse de un programa experimental, los pacientes tratados estaban todos en fase terminal y por eso el estudio será ampliado para voluntarios en estados iniciales de la enfermedad y así conseguir un aval definitivo por parte de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, regular).
“Curar a una persona que estaba en situación casi terminal es una emoción indescriptible”, destacó Dimas Covas, director del Instituto Butantan y coordinador del estudio que contó con 50 profesionales de la ciencia médica.