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Félix de Azara anotó sobre el nombre común de esta ave:
“Los guaraníes le llaman caburé y cabureí, siendo este diminutivo de aquel”.
Para Bertoni (Vocabulario) esta especie es conocida en el Paraguay con los nombres de Kavuré y Kavuré-i pîthâ, y para Gatti (Enciclopedia) con los de Cavuré o Cavure’í.
Nuestro naturalista compró dos pollos de Kavure’i que vivieron sueltos en su cuarto, por más de dos meses, hasta que:
“El menor de los dos individuos referidos lo mató un negro de una pisada, y este voy a describir. Ambos solo se diferencian en el tamaño y probablemente son macho y hembra”.
En sus Apuntamientos mencionó también a dichos pollos, y a otro individuo que, cogido adulto, también anduvo suelto por su cuarto; aseguró, además, que había observado a una multitud de adultos de la especie, la que no era muy escasa, aunque nunca los había visto al Sur de los 29 grados.
Nomenclatura
Sonnini, luego de indicar las diferencias que encontró entre el Cabure del Brasil descrito por Marcgrave, y posteriormente por Buffon, con el Cabure del Paraguay o de Azara, concluyó que este último pertenecía a una especie nueva.
Azara, por su parte, dijo lo que sigue:
“Buffon habla de él por boca de Marcgrave, que le nombra como yo, y le describe de modo que se conoce; pero se equivocó creyendo que se domesticaba, y que los gestos grotescos eran jugarretas con su dueño; cuando son en él y en toda la familia insignia de aversión. Sin duda le vería en la circunstancia que yo, pues le da cuernos, cuando más de 50 que he visto y criado eran todos mochos. Por consiguiente Buffon le cuenta mal entre los cornudos, y yerra en creer es el que se domestica en el cabo de Buena Esperanza, según dice Kolb”.
Finalmente, ambas descripciones corresponden a la misma especia, la que fue identificada por Gmelin con el nombre de Strix brasiliana (Glaucidium brasilianum; 1788, Syst. Nat., 1 parte 1, p. 289).
El epíteto que identifica a dicha ave corresponde a la palabra latina brasilianum/del Brasil, en razón del lugar de su procedendia.
Costumbres
Sobre las costumbres de los referidos pollos -que Azara mantuvo en su cuarto- y de las que le comentaron de esta ave consignó en el manuscrito:
“les daba de comer por mis manos pedacitos de carne, y llegaron a conocerme y llamarme cuando me veían, pero como dejase la carne sobrante junto a ellos aprendieron a tomarla, la primera vez que esto sucedió se olvidaron de mi amistad, se enfurecían al verme, me recibían con las uñas panza arriba, y nada que quisieron tomar de mi mano; más de dos meses los tuve en mi cuarto sueltos, cortadas una ala, en ellos siempre se mantuvieron en el suelo sin subir a parte alguna, y no muy ocultos. Se contornean mucho cuando uno se acerca. El uno de los dos era menor que el otro, y ambos muy esquivos, andan a saltitos torpemente, meneaban mucho la cola en sentido horizontal y ordinariamente toca al suelo. Su postura ordinaria es derechita, y para comer la carne suelen usar de las manos como los loros. (…) Arma a veces sus cuernecillos y sus movimientos son bruscos. / Lo particular de esta avecilla es la costumbre que tiene de ponerse bajo las alas de las otras aves, principalmente de los Yacus, los cuales matan con sus uñas y pico, comiéndole solo los sesos, y acaso chupando la sangre, en esto convienen todos, y don Juan Francisco Agüero me dice que habiendo largado en el campo algunos pavos notó que uno de ellos estaba muy alborotado e inquieto, no pudo conocer la causa hasta que reconociéndolo cuidadosamente halló que el Caburey estaba fuertemente agarrado bajo de su ala y lo mató. Anda un solo salto corto y para”.
En sus Apuntamientos dijo, sobre los mismos puntos, lo que sigue:
“dos pollos, que yo mantuve con insectos y pedacitos de carne desde muy pequeños, llegándome a conocer y a llamar; pero como dejaba el alimento sobrante junto a ellos, con la edad aprendieron a tomarlo sin que yo se lo diese en la boca. La primera vez que sucedió esto se olvidaron de mis beneficios: se enfurecieron al verme; y no queriendo tomar la carne de mi mano, me recibieron panza arriba con las uñas, gritando mucho al acercarme. Nunca se ocultaron tras de los cofres. Para caminar daban un saltito parando, y repetían otro; en lo que difieren de todos, que caminan, y algunos corren; lo que acredita que el caburé es de bosque, y que jamás baja al suelo. Sus movimientos en total son prontos, menea mucho la cola verticalmente, y a veces lleva la comida a la boca con el pie. Nunca advertí que tuviesen cuernos, ni los he notado en multitud de adultos; pero habiéndome ocurrido sacar al sol dichos pollos, quedaron la primera vez ofuscados; y sentando la pluma de la cabeza, que siempre está bastante erizada, quedaron muy visibles los cuernitos”; y, agregó:

“No es muy escaso, y habita los bosques grandes, posándose de la medianía para abajo de los árboles, prefiriendo ramas tronchadas o de pocas hojas, sin ocultarse, ni huir aunque le pasen muy cerca. Es solitario, sin conocer diferencia sexual; y no hay aquí quien no diga y asegure que tiene la habilidad y atrevimiento de introducirse bajo del ala de todos los pájaros, sin exceptuar los yacús y caracarás, y de pegárseles y comerles el costado hasta matarlos. Muchos hombres de verdad aseguran esto, y haberle visto matar a dichos pájaros, y aún a los pavos caseros del referido modo. Sin embargo solté en mi cuarto un yacú vivo y una gallina; pero no los embistió un caburé que tenía suelto y había sido cogido adulto, era fiero, y tenía hambre; pero quizás el verse encerrado le quitó el atrevimiento. Como quiera yo he mantenido algunos, y me parece que no hay pájaro más vigoroso a proporción del volumen, ni más feroz e indomesticable”.
Nido
Nuestro naturalista señaló sobre su nido:
“Dicho indio Ignacio Ibotity me asegura que cría dos hijos depositando su nido en los árboles hechos de palitos y cerrado”.
Con mayor precisión indicó en sus Apuntamientos:
“Cría por noviembre en agujero de tronco sin colchón dos pollos”.
Caracteres
No me ocupo de ellos pues no difieren las descripciones que de esta especie da Azara en el manuscrito y en sus Apuntamientos.