En la investigación, que publica este lunes la revista Methods in Ecology and Evolution, han participado expertos de instituciones de España, Brasil, Perú, Estados Unidos y Reino Unido.
La Amazonía alberga unos 390.000 millones de árboles y posee una de las mayores biodiversidades del mundo, pero al ritmo actual de deforestación el 27 por ciento de la selva amazónica estará sin bosques en 2030.
Estos datos muestran la urgencia de disponer de estimaciones precisas y actualizadas sobre la abundancia de las poblaciones de fauna para mejorar la conservación de la biodiversidad.
El trabajado compara los valores de abundancia de 91 especies silvestres, obtenidos después de recorrer más de 7.000 kilómetros de transectos lineales (sistemas analísticos), con el conocimiento de 291 pobladores de 17 áreas de la Amazonía.
Los resultados muestran una alta similitud entre ambos métodos, lo que indica que el conocimiento local es tan confiable como los métodos científicos convencionales actualmente en uso.
Los investigadores incluso han observado que el conocimiento ecológico local es mucho más poderoso que los transectos lineales cuando se trata de especies concretas que rara vez se observan en su hábitat, como las nocturnas, crípticas, menos abundantes o menos cazadas.
AYUDAR A LA CIENCIA
La principal autora del estudio e investigadora del ICTA-UAB, Franciany Braga-Pereira, asegura que "la percepción de los pobladores locales es multisensorial: involucra el oído, el olfato y otras señales visuales indirectas".
Según Braga-Pereira, ese conocimiento también incluye "diferentes escalas de tiempo y espacio", ya que la población local tiene contacto con el bosque durante "todo el año y en todo el territorio de su comunidad".
En este sentido, el investigador del Departamento de Sanidad y Anatomía Animales de la UAB y coautor del estudio Pedro Mayor remarca que "los locales recorren la selva por la noche y por el día, mientras que los transectos lineales suelen hacerse únicamente durante el día".
Mayor también afirma que ese conocimiento "implica una mayor cantidad de horas de los pobladores locales dedicadas a la observación en la selva, pero muy distribuidas a lo largo del tiempo y en la medida que hacen actividades cotidianas".
Los autores aseguran que incorporar este conocimiento en proyectos de monitoreo de fauna silvestre podría mejorar considerablemente la calidad de la ciencia y contribuir a la sostenibilidad de los bosques tropicales del planeta.
"El conocimiento ecológico es más preciso que diez años de monitoreo científico convencional para la abundancia animal en la Amazonía", subraya Braga-Pereira.
Los investigadores aseguran que este método empodera a las comunidades locales, que son los actores principales interesados en administrar mejor sus propios recursos naturales, y desarrollar iniciativas de conservación exitosas.
Además, consideran que el conocimiento local se podría utilizar a pesar de restricciones financieras o de la aparición de crisis internacionales o nacionales, a las que se enfrentan otros métodos de estudio.
“Un gran ejemplo de esto lo hemos observado con las restricciones de movimiento durante la reciente pandemia de la covid, en la cual muchas áreas naturales protegidas se cerraron a los investigadores externos y el único monitoreo de fauna posible era el que realizaba la población local de forma independiente”, señala Braga-Pereira.