Indicadores para Actuar

Un simple “conversatorio”,-como se dice ahora-, con los oficiales de Naciones Unidas en nuestro país sirve para elaborar una radiografía bastante completa de las necesidades, metas y desafíos que tenemos enfrente aquellos que nos hemos ofrecido a la ciudadanía como opción de gobierno. Es que cada una de las agencias de la ONU tiene acceso a los indicadores que van enmarcando nuestra dura realidad en materia social, política y de gobernabilidad, entre muchos otros campos.

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La representante de UNICEF nos cuenta por ejemplo que el 37 % de nuestros niños nace pobre. Casi 1 de cada 4 recién nacidos lo hacen en esa dura condición, y su posterior desarrollo ya queda injustamente supeditado a las duras limitaciones impuestas por tal situación. Actualmente 300 mil niños y niñas están fuera del sistema escolar.
 
“Necesitamos cambiar en el imaginario colectivo paraguayo sobre el mismísimo concepto de niñez” expresa la agente, señalando que de una vez por todas tenemos que erradicar la idea que estamos ante un asunto de beneficencia o simple asistencialismo. “Necesitamos niños sanos, bien nutridos y educados. Es la inversión más rentable que puede hacer el Paraguay”.
 
El representante de la FAO no es menos drástico: nos cuenta que el 25 por ciento de nuestra población, -unas 2 millones de personas- pasan hambre en un país productor de alimentos. Y nos advierte: “de que sirve generar tantos ingresos si no podemos alimentar a nuestros habitantes. Muy pronto importar alimentos de un país que pasa hambre ya no será éticamente aceptable”.
 
Claro que también deja abiertas las puertas que nos pueden conducir a soluciones a corto y mediano plazo: La seguridad alimentaria y nutricional. La focalización de las políticas públicas que fomenten la agricultura familiar. La alimentación escolar, y no hablar simplemente de reducción del hambre sino directamente de un plan de hambre cero.
 
En materia de Derechos Humanos la agente respectiva nos indica que Paraguay es signatario de los tratados y convenios internacionales más importantes en la materia, y que se ha comprometido a través de ellos a no volver sobre temas a los que hemos renunciado previamente en nuestra propia Constitución, como el caso de la pena de muerte. Tomen nota los candidatos.
 
La Dra. Manuela Escobar de UMPA nos cuenta que las graves falencias que tenemos en nuestra sociedad en materia de salud sexual y reproductiva. Y arroja un dato espantoso: de todos los partos ocurridos en nuestro país cada mes, por lo menos 2 corresponden a niñas de entre 10 y 14 años. “Niñas teniendo niños”, dice, remarcando la ausencia del estado en su responsabilidad de educar y prevenir la ocurrencia de estos casos de evidente abuso de menores y su posterior
consecuencia.
 
ONU Mujeres nos da un tirón de orejas en materia de participación real y efectiva de las mujeres en la política. En el parlamento nacional no podemos superar el 13 % de presencia femenina, mientras que el promedio de la región es del 27%. La flamante representante, Carolina Taborga también se queja de la falta de datos confiables en materia de violencia contra la mujer, una de las epidemias sociales que más daño ha causado a la convivencia social en nuestro medio.
 
Los temas se multiplican. La OPS está preocupada por la elevada cifra de muertos por accidentes de tránsito (3 por día) en nuestro país y nos señala que no hay una política efectiva de prevención y contención de adicciones. También nos deja bien claro un asunto recurrente: “Las causas sociales de la epidemia del dengue nos competen a todos”.
 
Y por supuesto a todo esto se puede agregar finalmente algunas perlas señaladas por estos expertos. Por ejemplo que, pese a ser un país de grandes movimientos migratorios, nuestro país carece de una política de Estado con respecto al tema y que nuestra Ley de Aguas, elemento vital si los hay, existe pero nunca ha podido ser reglamentada.
 
En fin, la charla realizada el pasado 31 de enero en nuestras oficinas fue larga pero apasionante. Las naciones del mundo quieren ayudarnos. Habrá que ver si nosotros tenemos la voluntad política y la capacidad de resolver los problemas que estos y muchos otros indicadores nos señalan.
 
Las estadísticas son útiles si promueven nuestra reacción. De otra manera solo sirven para engrosar sesudos documentos que luego nadie consulta. “En el largo plazo queda la muerte” suele decir con genial humor el Dr. Ricardo Franco Lanceta. Las soluciones que la gente demanda son para ejecutarlas en los próximos 5 años. La ONU y muchos otros organismos nos pueden ayudar. Pero tendremos que ser nosotros los paraguayos los que hagamos el sincero esfuerzo de cambiar
esta dura realidad.

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