Para el productor agrícola extensivo, muchas de sus esperanzas giran en torno a esta campaña de soja 2021/2022, y si bien la ventana de siembra se abre en setiembre, el ingeniero Edgar Mayeregger les pidió no dejarse ganar por la “ansiedad de sembrar”.
La paralización constante de la fábrica fue la principal característica que se observó a lo largo de la zafra alcoholera de Petropar, que concluyó este sábado, con bajísimo rendimiento, de apenas 58 litros por tonelada, cuando estimaron 67. La planta de Troche del ente estatal, según datos oficiosos, apenas llegó a moler unas 300.000 toneladas de caña, mientras 400.000 era la meta para este año.
El ingeniero químico Miguel Velázquez, de dilatada trayectoria en el rubro del petróleo, consultor nacional e internacional, en una entrevista con nuestro diario explicó todo el proceso que se vino registrando en las últimas décadas para tener hoy en el mercado un gasoil de alta calidad, al precio de común. De acuerdo a sus explicaciones se concluye que la calidad alcanzada no es mérito del Gobierno, como aseguran las autoridades, sino un esfuerzo privado.
Cada día que transcurre la alcoholera de Petropar deja de funcionar por alguna avería. Ayer, la petrolera estatal volvió a minimizar la situación, “informando” que paró por “parpadeo de energía eléctrica”, cuando en realidad se rompió el manchón de acople de la catalina, en el sector molino.
Solo en lo que va de estos primeros días de octubre, la alcoholera de Petropar, en Troche, cerró ayer 6 días de constantes paralizaciones, que sumadas a la inactividad fabril desde inicio de zafra, en junio, se contabilizan un mínimo de 20 paros sucesivos, por motivos varios. Esta industria sigue manejada por seccionaleros y es un hecho que producirá el alcohol más caro del mercado, cuyo costo cargarán sobre las espaldas de la ciudadanía.
Según datos a los que accedimos sobre la estructura de costo real de Petropar se demuestra que el ente maquilla sus números para tapar un déficit millonario. Hasta agosto último registró pérdidas de G. 4.623.300.000 en una sola nafta –la económica–, lo que implica un subsidio de G. 495 por litro. Una de las más fuertes incidencias es el alto costo del alcohol, generado por la prebendaria planta de Troche y que es principal aditivo de ciertas naftas.
Una de las tantas construcciones que representaron cifras millonarias para el erario durante la administración de Petropar de los gobiernos de Fernando Lugo y Federico Franco continúa abandonada. En la administración actual, a cargo de Eddie Jara, estas obras inservibles edificadas durante la gestión de Sergio Escobar Amarilla sirven para el prebendarismo y la concesión de altos cargos para los políticos colorados de turno.
Un hecho de robo “se descubrió” en la alcoholera de Petropar, y que se suma a la profunda crisis que viene arrastrando la planta en materia de productividad y rendimiento, desde el inicio de la zafra en junio último. La fábrica es manejada por seccionaleros, sin criterio económico ni técnico; y la “seguridad” del predio habían adjudicado por G. 1.000 millones a la firma SIT.
Con el otorgamiento a favor de Petropar del monopolio parcial (mínimo 50%) en la importación de gasoil tipo III (común), nafta virgen y nafta de 85 octanos y el monopolio parcial en la venta de dichos carburantes, la estatal tiene incluso la atribución para restringir “a su gusto” la concesión de la licencia previa de importación a sus competidores del mercado. El ente es el que debe informar al respecto al MIC para que esta última autorice.