La última publicación del informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2024 (SOFI por sus siglas en inglés) lanzado en julio pasado en el marco de la reunión del G20 en Río de Janeiro nos ofrece una visión detallada de los avances y retrocesos en la lucha contra el hambre. A nivel global, aunque hemos logrado algunos progresos, persisten desigualdades significativas: mientras África sigue siendo la región más afectada, América Latina muestra señales positivas de recuperación, reflejando el impacto de los esfuerzos concertados para mejorar la seguridad alimentaria en la región.
El compromiso regional para combatir el hambre y la malnutrición en América Latina y el Caribe ha avanzado notablemente con la actualización del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para el período 2024-2030, conocido como Plan SAN CELAC. Esta actualización fue aprobada y ratificada durante la VIII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, celebrada el pasado 01 de marzo en Sant Vicente y las Granadinas.
Las cifras publicadas por el último informe Panorama de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023 son motivo de gran preocupación. El documento es claro: el hambre todavía afecta significativamente a América Latina y el Caribe.
El fenómeno climático conocido como “El Niño” está intensificado su presencia en todo el mundo. Los pronósticos no son favorables para los países de la región. Se esperan precipitaciones por debajo de lo normal en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, norte de Venezuela, Colombia, Bolivia, el interior de Perú, Guyana y Surinam.
Las cifras actuales de hambre nivel mundial son alarmantes. Alrededor de 828 millones de personas en el mundo se levantan cada día sin tener alimentos qué comer, y el panorama para el futuro no es alentador. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera que de aquí a 2030, el 8% de la población mundial aún padecerá hambre, lo que nos dejará muy lejos de lograr la meta 2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas de obtener hambre cero.
El Reporte Global de Crisis Alimentarias indicó que en 2022 casi 258 millones de personas de 58 países enfrentaron los niveles más altos de inseguridad alimentaria aguda, que contemplan las categorías de “Crisis”, “Emergencia” y “Catástrofe”, lo que significa que puede ir desde la desnutrición hasta el riesgo de morir por falta de alimentos.
No hay duda de que el agua es un recurso fundamental para todos. Es esencial para la salud, la energía, la producción de alimentos, el desarrollo de ecosistemas saludables, la adaptación al clima, así como también para la reducción de la pobreza y las desigualdades. El agua es un elemento central del desarrollo sostenible.
Los últimos años han sido uno de los más desafiantes en términos económicos para América Latina y el Caribe. La pandemia por COVID19 y sus consecuencias económicas y sociales, el conflicto en Ucrania y la crisis económica global, han generado una gran tormenta.