Los problemas humanos siempre han sido una preocupación para las personas. El vivir no es una experiencia sencilla y se entorpece por las dificultades naturales que aparecen en el normal tránsito de la vida. El problema es cuando las dificultades se transforman en problemas. Los problemas estancan y bloquean la evolución e impiden el crecimiento, principalmente cuando no se resuelven y las personas terminan conviviendo con el problema y toda su ecología gira alrededor del despotismo que éste ejerce. La conversión de la dificultad en problema y su posterior perpetuación, es el 0resultado del fracaso de los intentos por solucionarlo, con el agravante de que dichas tentativas –en sí mismas- también se han convertido en problema, ya que cuanto más se intenta solucionar, más del mismo resultado se obtiene, por ende, más se instaura en el sistema el problema original.
El DSM V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA), y el nº 5 es la versión mas actualizada. Es un texto recopilado y supervisado por una serie de investigadores que categoriza descripciones y síntomas, y los aúna en diferentes categorías creando una gran clasificación de las patologías que aquejan a la mente humana. Estas características diagnósticas brindan un lenguaje técnico unificado, para que todos los profesionales –principalmente médicos psiquiatras y psicólogos clínicos- que trabajan con trastornos mentales, puedan pasarse información en, por ejemplo, interconsultas.
En las relaciones humanas, no son pocas las oportunidades que estamos muy lejos de escuchar a nuestro interlocutor. Cuando realizamos una pregunta o pedimos opinión, casi inconscientemente esperamos que el otro nos responda lo que deseamos escuchar. La suposición no es ni más ni menos que la idea que uno tiene sobre el porqué de una acción, gesto o verbalización del otro y actuar en consecuencia. Los supuestos llevan a rotular gestos, palabras, modalidades del interlocutor sin siquiera preguntarle si es acertada nuestra presunción. Confeccionan profecías que autodeterminan realidades y que no permiten la confrontación acerca de qué trató de significar el otro con su actitud.
Es bastante frecuente que a las personas les resulten más sencillo quejarse o criticar las acciones del otro. Pero, ¿de que se quejan? ¿a que o quienes critican? ¿para qué critican?, ¿cuál es la finalidad?. Lo cierto es que la tendencia a criticar y quejarse, son componentes de una inercia totalmente sistematizada que forma parte de un estilo de vida. Los criticones son una especial raza de humanos que tienen sistematizado en su vida señalar lo que falta tanto así mismo como a los otros. Los quejosos son primos hermanos de los criticones y en general se combinan y se potencian entre sí. Por último, los rumiantes vuelven una y otra vez sus pensamientos, pensando y repensando las mismas imágenes o ideas, algunos de ellos los explicitan como quejas y otros quedan afincados en la mente.
Las emociones son un tema relegado por el mundo de la ciencia que siempre le otorgó relevancia a la racionalidad y al intelecto, y han sido bastardeadas por la sociocultura pensante. De la misma manera, neuroanatómicamente el neocortex cerebral sepultó el arquicortex límbico considerado un polo emocional.
No son pocas las oportunidades en las que debemos tomar una decisión y damos vueltas y vueltas, planteamos A, B, C y también encontramos ¡D, W y F!! y nuestra decisión se entorpece. Si se entorpece se demora. Entonces nos quejamos que todavía no nos hemos decidido y el tiempo pasa y pasa… y nos agredimos descalificándonos con una serie de adjetivos denigrantes.
El estilo de crianza es la construcción relacional que representa los comportamientos, actitudes, gestos, mensajes verbales y paraverbales de los progenitores hacia los hijos y las estrategias comunicacionales o técnicas y tácticas que utilizan en lo que ellos creen que deben hacer para hacer crecer a sus hijos. Este grado de influenciabilidad conductual en guiar, enseñar, aconsejar y todo lo que implica criar a los hijos, muestra comportamientos conscientes y voluntarios como involuntarios.
¡Cuánta responsabilidad implica el asumir la parentalidad! Cuantas ilusiones crean en los padres y madres, tantas que proyectan en los hijos los deseos de bienestar y de que puedan desarrollar una vida de felicidad. Aunque no son pocas las veces que los padres depositan en los hijos aquellos deseos no concluidos por ellos mismos, aquellos fracasos en los intentos de consolidarse, por ejemplo, profesionalmente. Es entonces donde presionan -tanto explícita como implícitamente- a los chicos para que estudien aquellas profesiones que ellos no pudieron concluir.
Son numerosas las oportunidades en que tendemos a parcializar los hechos, perdiendo de vista el contexto en donde se desarrollan. Analizamos las partes en la ingenua creencia que si después las sumamos explicaremos el todo. Este párrafo sería una versión más o menos erudita de la famosa frase popular que dice: el árbol no nos deja ver el bosque.