Luís Alberto Riart, “Beto”, intentó hacer bien las cosas como ministro de Educación y Cultura (MEC) durante el gobierno de Fernando Lugo, y lo consiguió, pero solo parcialmente. En cambio, sí logró demostrar plenamente -sin intentarlo- que la justicia ordinaria (“la más ordinaria de todas”, al decir de González Delvalle) es un perfecto instrumento de persecución al enemigo político.
1. Durante los primeros años de libertad (a partir de 1989), el oficialismo colorado arrastró al debate democrático de la transición varias cuestiones propias del stronismo. Recuerdo el esfuerzo que hacían, durante la dictadura, Patria, La Voz del Coloradismo y otros en tratar de instalar la idea de que los partidos no reconocidos no representan a nadie, que la prensa no representa a nadie.
1. ¿El cartismo cree que controlando a las ONG dominará a la sociedad civil? No, no son tan imbéciles. Tratarán, sí, de desarticular de esa forma una modalidad de lucha contra el autoritarismo, la corrupción y el totalitarismo, inclusive contra el populismo oportunista con que los asaltantes del poder logran confundir a los votantes. Se calcula que actualmente hay 10 millones de ONG en el mundo, de las cuales solo en España hay 120.000, según el Ministerio del Interior. En nuestro país, el Congreso destina parte del presupuesto a unas 180 organizaciones “amigas”, la mayoría, pero existen numerosas que no reciben nada del Estado y algunas, inclusive, ni del Estado ni de nadie del país, sino, en la totalidad, del exterior, lo que al parecer asusta al cartismo.
Para entender el interés desmedido y repentino del cartismo en las ONG (Organizaciones no Gubernamentales) debemos responder primero las preguntas dónde estamos y en manos de quiénes. El cartismo se hizo del poder luego de la derrota electoral de la ANR en el 2008. Como buen comerciante, Horacio Cartes compró el Partido Colorado (entonces en bancarrota), para lo cual se hizo colorado y después candidato a presidente, finalizando su primer itinerario como Presidente de la República, sin haber votado antes en ningún acto electoral.
1. El diputado “Lalo” Gómez (ANR-HC) fue asesinado en su casa por fuerzas policiales, secundadas por fiscales autorizados a realizar un allanamiento, por orden de juez competente en el marco de una investigación por supuesto vínculo del diputado y de su hijo Alexandre con el crimen organizado, liderado por Jarvis Chimenes Pavão (por esto se dice que actuaron también policías brasileños).
Una de las tareas más complicadas y difíciles de la actualidad debe ser, sin duda, dirigir y sostener un diario impreso. Para algunos, simplemente una industria obsoleta, para otros, la joya más valiosa para una confundida humanidad, corriente de pensamiento a la cual me suscribo.
¿Quién dudaría del poder de Juan Carlos Galaverna en la cima del Poder Judicial durante las primeras décadas de la democracia? Ningún juez ni ministro de la Corte se atrevía a contradecirlo. Era el político listo, pícaro, mañero (seguramente producto de exceso de truco) que pensaba un poquito más que los demás, y de esa simple manera se volvió rico, moviendo los hilos del Poder Judicial como un superpoder.
Era muy extraño escuchar a la ciudadanía argentina reunida en la plaza gritar “libertad, libertad”, cuando se dio el triunfo de Milei. No era evidentemente un grito de demanda, reclamar libertad en un país libre; era más bien un reconocimiento al triunfo de la propuesta de un candidato libertario, cuyas ideas tal vez no comulguen o ni siquiera conozcan.
No conozco personalmente al senador Hernán Rivas, pero leí todo lo publicado sobre su persona y creo estar en condiciones de compararlo con Abraham Lincoln. Luego de leer el libro “Lincoln, el Desconocido” no resistí la tentación de hacer un paralelismo entre ambos.