En medio de un analfabetismo funcional que crece sin freno, ante la pobreza cada vez mayor en el lenguaje de jóvenes y adultos, las autoridades educativas andan más preocupadas por el kure caldo y la justificación de las sillas que enriquecerán a los muchachos del poder. Hasta se ocupan de usar a niños para darle las gracias al “señor presidente Santiago Peña”, en un arrebato patéticamente ruin.
Un Partido Colorado sin corruptos, un PLRA sin vendidos, Cruzada Nacional sin tránsfugas serían como Tarzán sin Chita. Incompletos, impensables, imposibles. Tarzán sin Chita tiene también una aplicación retórica para las licitaciones sin coimas. No existen tales. En toda licitación hay acomodos en pliegos para los compinches y se preestablecen copiosas propinas para la corona y los muchachos. La corrupción es una condición inherente al poder.
Con patriotismo épico, Justo Zacarías, director de Itaipú, pensó: los niños merecen los mejores pupitres del mundo; los compraré de China. Buscó un chino que le vendiera los muebles. En CDE encontró a Long Jiang, pero vendía sábanas. Y con ayuda del mago Li Fu-chan, lo convirtió en mueblero. He aquí el relato para los libros del MEC.
Al negarle el voto para secretario general de la OEA al candidato paraguayo, la región le dio un portazo a nuestro gobierno. Éste no le genera confianza. Mientras, entre tantas desvergüenzas, Itaipú traicionó a la industria nacional: adjudicó un contrato de casi 35 millones de dólares, para proveer muebles escolares, a la firma china Kamamya, que fabrica edredones y frazadas en Ciudad del Este. Un fantástico cuento chino de Zacarías Irún.
Ante la férvida intención de la honorable senadora Yamy Nal —a quien le gusta descolocar a sus votantes con sus filtros fotográficos— de que los periodistas presentemos declaración jurada, me adelanto a hacerlo. Desde su propio corral le dijeron que eso no es viable. Pero uno nunca sabe. Por ahí, alguien se levanta un día tras un embotellamiento y ordena: “marche una ley para que sepamos cuánto embolsan los periodistas”. Y ¡cataplín!, la ley se hace. Mayoría van a tener
“En la agenda política priman los intereses sectoriales y se olvidan de la agenda de desarrollo y de su promesa de trabajar para la gente”. Esto no es de ningún opositor, sino de la conservadora Unión de Gremios de la Producción. Año 2024, cuando el Quincho expulsó a Kattya González. Y sigue siendo actual. Al Gobierno lo maneja la política, y a la política no le importa la gente. Ergo: al Gobierno no le importa la gente.
No recuerdo que tantos gremios empresariales, todos conservadores, alzaran su voz, como ahora, para exigir al gobierno que acabe con la mafia que lo somete. Lalo Gomes, tras su asesinato, dejó suelto su póra, su fantasma en un teléfono. Santiago Peña, con sonrisita descafeinada, exclamó primero ¡Deporte, papá! Hoy llama a una “cumbre”. En sus manos el país se deshace en podredumbre
Un inodoro modesto adquirido en una liquidación. Su única inteligencia consiste en responder dócilmente a la cadena o al botón de vertido del agua (si hay agua). Sentado en él, cual El Pensador de Rodin, el paraguayo, estreñido y seco, trata de entender cómo sobrevive el Paraguay al saqueo insaciable del cada vez más poderoso bandidaje vernáculo.

María Eugenia Garay, prolífica generadora de novedades literarias, nos presenta un nuevo poemario, Algo llamado vida, a través del cual plantea un dilema que ha inquietado al ser humano desde siempre: la inexorabilidad del destino o la libertad de elección del camino propio.
El periodista le cuenta a la ciudadanía aquello que el poder no quiere que se sepa. Por ello molesta a los gobiernos; más aún a esos que tienen caracú autoritario. Por otra parte, un medio no es poderoso porque su dueño lo sea; es poderoso porque el público le cree. La adhesión del público es el único poder que tiene un medio. Es lo que hace posible su vigencia.