“Los grupos criminales funcionan siempre al amparo del poder”. Lo dijo Jorge Rolón Luna, abogado que investigó la llamada mafia de los pagarés, gigantesca organización dedicada a estafar a miles de compatriotas de escasos recursos y a recaudar sumas asombrosas en operaciones imposibles de realizar sin protección “superior”.
Sobreviviente de tantos entreveros políticos y marciales, Eugenio Alejandrino Garay (1874-1937) llegó a la Guerra del Chaco ya con una edad avanzada para aquella época. Al principio le dijeron que no. Que a sus años era mejor que permaneciera en retaguardia; que con sus hijos en el frente ya era suficiente el sacrificio de la familia.
Asunción es hoy la capital más fea, sucia y abandonada de Sudamérica. La cruda realidad de nuestra táva guasu. Esto se lo debemos a las administraciones municipales que se sucedieron a lo largo de más de 30 años, incluyendo a Nenecho y la pandilla salvaje del cartismo. Asunción ya no es problema asunceno: es problema nacional. Es la imagen de nuestro país.
El cartismo tiene abundante músculo y escaso cerebro estratégico. Es una aplanadora. Con la billetera o con el garrote. Su mayoría parlamentaria quintuplicó su arrogancia por lo fácil que le resulta imponer su voluntad. Pero cuando perdés los límites de tu poder, te vas de mambo con los abusos y te estrellás solito.
La política es el oficio de mentir en forma sistemática y constante. Y de acallar una mentira con otra que mantenga viva la promesa que jamás se cumplirá, porque es vana, irreal. La política ya no es la búsqueda del bien común, sino la común búsqueda del bien particular. De los políticos. Ejemplo de esto: aquel plan electoral llamado Plata en tu Bolsillo.
De manera recurrente el Paraguay nos presenta dos caras opuestas. El país de gente que nos avergüenza, por un lado, y el de gente admirable, por el otro. Y cuando estamos abrumados por ese primer país, aparece el otro y emerge el gozo de tener compatriotas a quienes celebrar. Como Berta Rojas, por ejemplo.
Me sorprendió gratamente que mi artículo del domingo 19 originara un agudo y didáctico foro en el que varias personas opinaron de la pobreza del pensamiento derivada de las limitaciones en el lenguaje y su consecuencia: la baja calidad de nuestra democracia.
Al señor Santiago se lo nota solo. Aunque está rodeado de gente. Recibe cascotazos surtidos y nadie sale a rodearlo de escudos. Hablo de defensas institucionales. Hasta su abogado creó más incertidumbres y no lo rescató del laberinto de conjeturas en que está inmerso. Entonces, recurre al autoelogio. No le queda opción.
