Dionisio Amarilla agredió verbalmente al presidente del club Olimpia, Rodrigo Nogués. Fue porque el club perdió ante Guaraní. En una competencia se gana, se pierde o empata. Esto es elemental. El problema es cuando la soberbia embrutecida de Amarilla le hace creer que el Olimpia debe ganar siempre porque es su club.
Nuestro país tiene tres niveles: 1) Las personas que viven bien gracias a su esfuerzo, emprendimiento, talento, disciplina; 2) Las personas que viven bien gracias a su vocación para quedarse con el dinero del Estado en sus distintas modalidades: licitaciones tramposas, sobrefacturaciones, pagar por obras que no se hacen, etc.; 3) los que viven deslomándose en el trabajo honrado, con cuyos impuestos se alimentan los del nivel dos.
El 31 de julio de 1947 las fuerzas revolucionarias abandonaron Concepción, luego de cuatro meses de haberla ocupado. La maniobra ha sido sorpresiva y astuta. Todas las embarcaciones disponibles fueron colmadas de combatientes, armamentos y víveres. Como se dirigieron al norte, se creyó que los rebeldes habían abandonado su intención de tumbar la dictadura del general Higinio Morínigo, contra la que se habían levantado el 8 de marzo. Después de unos kilómetros las embarcaciones giraron hacia el sur y se dirigieron a Asunción.
En su afán de congraciarse con los parlamentarios, Santiago Peña los hundió más todavía. Los humilló. Confesó que se merecen una propina porque todos los proyectos de leyes del Ejecutivo son aprobados. Y no cualquier propina. Se trata de mantener y aumentar los privilegios injustos de la jubilación. Además, lo dijo en momentos en que los jubilados de segunda clase viven alarmados ante el descalabro de las cajas de jubilaciones municipal, IPS y estatales. Como era de esperarse, ni un solo congresista se defendió de la acusación presidencial. Recordemos que los proyectos son aprobados por la aplanadora cartista sin debatirse siquiera. Se entiende, entonces, los aplausos de Peña.
El sillón presidencial tiene un hechizo. Quien lo usa pierde el sentido de la realidad y cree navegar en mundos de ensueños. Tiene otra consecuencia: quiere hacernos creer que somos habitantes de ese universo donde todo es prodigioso; donde nada sucede que pueda inquietarnos.
Con muchos actos se recordó el miércoles el Día del Libro Paraguayo. Se manifestó, entre otros temas, el vigor de la literatura paraguaya en sus distintos géneros. Sin profundizar en la historia, una mirada rápida nos muestra el aporte singular de escritores, editoriales, libreros, a la rica cultura nacional.