Luego de 67 años, el pasado miércoles 17 se volvió a escuchar en nuestro país el Concierto para piano y orquesta, de Carlos Lara Bareiro. Fue en el Teatro Municipal con la Orquesta Sinfónica del Congreso, la pianista Chiara D’Odorico y la batuta de Diego Sánchez Haase.
Para que el país viviese en libertad, miles de ciudadanos fueron asesinados, torturados, exiliados, encarcelados. Sobre esta devastación se construyó la democracia. En sus inicios se creyó que había llegado el tiempo de paz y de justicia; que el Paraguay sería guiado por leyes justas y sabias; que nunca más sería prisionero de pandillas bárbaras y tendría la ocasión de olvidar el pasado y encaminarse hacia el porvenir con pasos firmes.
En su edición del pasado viernes 5, el diario ABC Color incluyó esta información: “En la Junta Municipal de Asunción, la mayoría colorada aprobó cancelar un homenaje a una activista LGBTI, fallecida, con el argumento de ser contrario a los valores ‘profamilia’ del nuevo intendente, Luis Bello (ANR-HC). El concejal César ‘Ceres’ Escobar propuso abiertamente el control previo del contenido de todos los eventos que se desarrollen en espacios municipales”.
El pasado jueves 28 se dieron a conocer las obras completas de Julio Correa (Edit. Arandurá). Fue en la casona que fuera del dramaturgo, hoy convertida en un activo centro cultural de Luque. En Correa encontró nuestro idioma nativo al mejor intérprete de las ideas y sentimientos nacionales en la escena.
Miguel Prieto recibió dos golpes al mismo tiempo: 1) destitución de la intendencia de Ciudad del Este; 2) calidad moral e intelectual de los diputados que cumplieron la orden de sacarlo. Repasando la lista, uno se pregunta cómo es posible que un país tenga un Poder Legislativo de tan baja calidad y superlativo cinismo. Contra una supuesta corrupción votaron conocidos corruptos.
Dionisio Amarilla agredió verbalmente al presidente del club Olimpia, Rodrigo Nogués. Fue porque el club perdió ante Guaraní. En una competencia se gana, se pierde o empata. Esto es elemental. El problema es cuando la soberbia embrutecida de Amarilla le hace creer que el Olimpia debe ganar siempre porque es su club.
Nuestro país tiene tres niveles: 1) Las personas que viven bien gracias a su esfuerzo, emprendimiento, talento, disciplina; 2) Las personas que viven bien gracias a su vocación para quedarse con el dinero del Estado en sus distintas modalidades: licitaciones tramposas, sobrefacturaciones, pagar por obras que no se hacen, etc.; 3) los que viven deslomándose en el trabajo honrado, con cuyos impuestos se alimentan los del nivel dos.