La tiroides, una glándula de apenas unos milímetros en el cuello de los gatos, puede transformar por completo su manera de comer, dormir, moverse y relacionarse. Alteraciones hormonales como el hipertiroidismo y el hipotiroidismo no solo afectan el metabolismo; también modifican conductas que muchos tutores interpretan como “caprichos” o “envejecimiento natural”.
Veterinarios advierten que, detrás de esos cambios, puede haber una enfermedad tratable que progresa en silencio.
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Una enfermedad frecuente, pero subdiagnosticada
El hipertiroidismo es el trastorno endocrino más común en gatos mayores. Diversos estudios internacionales estiman que afecta a entre el 5% y el 10% de los felinos a partir de los 10 años.
En el otro extremo, el hipotiroidismo es poco frecuente en adultos —aparece sobre todo como efecto secundario de tratamientos—, pero su impacto en el comportamiento es notable.
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En muchas consultas veterinarias es común ver gatos que de pronto parecen rejuvenecer: se muestran más activos, maúllan durante la noche, comen con ansiedad, pero al mismo tiempo adelgazan. Ese contraste suele indicar un posible caso de hipertiroidismo.
En cambio, cuando predominan la apatía, el aumento de peso y la intolerancia al frío, suele tratarse de hipotiroidismo.
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Del metabolismo al ánimo: por qué cambia la conducta
Las hormonas tiroideas regulan el “acelerador” del organismo. Cuando sobran (hipertiroidismo), se incrementa el gasto energético basal, se estimula el sistema cardiovascular y se sensibiliza el sistema nervioso.

El resultado se refleja en:
- Hiperactividad repentina, inquietud y vocalización nocturna.
- Aumento del apetito con pérdida de peso.
- Búsqueda constante de comida o rapiña inusual.
- Irritabilidad, menor tolerancia al contacto o al manejo.
- Cambios en el uso del arenero, a veces por estrés o por molestias asociadas.
Cuando faltan (hipotiroidismo), el “acelerador” se frena: disminuye el gasto energético y cae la respuesta neurológica. En conducta, eso se traduce en:
- Letargo, sueño prolongado y menor interés en el juego.
- Aumento de peso sin cambios en la dieta.
- Intolerancia al frío, preferencia por lugares cálidos.
- Pelaje opaco, caída de cabello y menor acicalamiento, que pueden acompañarse de menor interacción social.
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Señales que los tutores suelen pasar por alto
- Cambios en la rutina de sueño: gatos que deambulan y despiertan a la familia a las 3 de la mañana.
- Saltos de humor: buscan cariño y, segundos después, reaccionan con arañazos o huidas.
- Obsesión por la comida: abren cajones, rompen bolsas o “roban” del plato humano.
- Aseo errático: desde acicalamiento compulsivo por ansiedad hasta abandono del cuidado del pelaje.
La línea entre comportamiento y enfermedad es difusa. Por eso, los expertos recomiendan observar patrones y su rapidez de instauración: cambios bruscos en semanas o pocos meses merecen evaluación.
El costo de esperar
Retrasar la consulta puede tener consecuencias que van más allá del carácter.

La sobrecarga cardíaca, la pérdida de masa muscular y la hipertensión asociadas al hipertiroidismo aumentan el riesgo de eventos graves. En hipotiroidismo, la inercia metabólica prolongada empeora el bienestar y puede agravar problemas dermatológicos o gastrointestinales.
Qué pueden hacer los tutores hoy
- Registrar cambios: anotar peso mensual, apetito, actividad y vocalizaciones.
- Videograbar conductas anómalas para la consulta.
- Solicitar perfil tiroideo en controles de gatos mayores de 7-8 años, especialmente si hay cambios conductuales.
- No modificar la dieta ni administrar suplementos sin supervisión veterinaria: pueden interferir con el diagnóstico.
Una mirada integral al bienestar felino
La salud mental y la física están entrelazadas en los gatos. Las hormonas tiroideas, al gobernar el metabolismo, influyen en el ánimo, la tolerancia al estrés y la interacción social.
Reconocer esa relación permite avanzar del “mi gato está raro” a un plan concreto de diagnóstico y tratamiento. En la mayoría de los casos, ajustar la tiroides es ajustar la vida: menos ansiedad, mejor descanso y una convivencia más armoniosa.
