El futuro de Andrés, el expríncipe británico, sigue lleno de incógnitas

Ciervos deambulan con el Castillo de Windsor al fondo, este miércoles en Windsor. El príncipe Andrés, quien renunció a sus títulos reales debido a sus vínculos con el fallecido delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein, enfrenta crecientes presiones para que abandone la mansión de 30 habitaciones de la Corona en Windsor.
Ciervos deambulan con el Castillo de Windsor al fondo, este miércoles en Windsor. El príncipe Andrés, quien renunció a sus títulos reales debido a sus vínculos con el fallecido delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein, enfrenta crecientes presiones para que abandone la mansión de 30 habitaciones de la Corona en Windsor. TOLGA AKMEN

LONDRES. El futuro de Andrés Mounbatten Windsor, despojado el jueves de su título de príncipe de la monarquía británica, se presenta envuelto en una serie de incógnitas sobre los arreglos que requerirá su nueva condición de plebeyo y su mudanza a una residencia más modesta que la mansión real que sigue ocupando.

Los medios británicos van filtrando con cuentagotas algunos detalles sobre el destino inmediato del hermano menor del rey Carlos III, como que su mudanza no se producirá antes de fin de año, dado que la familia real suele pasar parte de las navidades en Sandringham, donde se ubicará la nueva residencia de Andrés, y quieren evitar ser vistos juntos en esas fechas.

Aunque se desconoce qué edificio de Sandringham ocupará Andrés tras su mudanza, el diario The Times asegura que su exesposa, Sarah Ferguson, con la que convivía pese a estar divorciados desde 1996, no acompañará a Andrés en su particular ‘viacrucis’ y no se mudará a Sandringham.

Las hijas de Andrés y Sarah, Beatrice y Eugene, quienes sí conservarán su título de princesas, han aconsejado a su madre que busque un nuevo futuro y se embarque en un cambio de imagen “como madre y filántropa”, según asegura, por su parte, el diario The Sun.

Mientras tanto, los vecinos de Sandringham no parecen entusiasmados con la próxima llegada del príncipe depuesto, y algunos ya han protestado por las molestias que podrá ocasionar su traslado y la presumible atención que despertará entre los medios de comunicación. Una vecina dijo a The Sun que no quieren a “ese hombre horrible” en su vecindario.

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