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“Tuve severos problemas vasculares, las várices no permitían caminar y me encomendé a la Virgen. Prometí que la iba a visitar a pie todos los años si volvía a caminar y creo que ella me sanó”, nos dijo el peregrino.
Jorge Tomás Escribano es oriundo de Caaguazú y ayer estuvo en Caacupé. Tiene 27 años y mucha fe.
Comentó que como creyente es un agradecido y por eso decidió hacer el sacrificio. Partió de su ciudad natal el sábado a la tardecita y luego de caminar 129 kilómetros arribó a la Villa Serrana ayer a la madrugada.
“Vine tranquilo y rezando. Cada tanto hacía una parada de una o dos horas y retomaba la caminata y aquí estoy”, indicó.
El joven cree que la fe ayuda a las personas a superar los males, por eso se animó a hacer el sacrificio.
Ante la imagen de la Virgen pidió su protección para que el próximo año vuelva a Caacupé. El joven realizó solo la travesía y se lo veía muy cansado en la plaza del santuario. Dijo que por suerte nadie le molestó porque actualmente hay mucha inseguridad y ya nadie quiere caminar solo por la calle. En sus manos también tenía algunos recuerdos para sus familiares y amigos.
Finalmente, manifestó su deseo de que cese la inseguridad en el país.